Es una biblioteca de intercambio, regala libros y recibe donaciones constantemente, lleva los libros de casa en casa, de barrio en barrio. Es simplemente una herramienta para devolverle la circulación a todos esos libros guardados en bibliotecas privadas, o escondidos en muebles y cajones.
El libro ya leído no debe morir, puede volver a ser leído por otra persona y dejar de ser una pila de papel para volver a ser un libro.
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El Diario a diario
Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo, media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el brazo.Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de plaza.Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario; basta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo deja para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de esas excitantes metamorfosis.
Julio Cortazar – Historias de Cronopios y Famas.
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Para ayudarnos: Proyectotedetilo@gmail.com
El libro ya leído no debe morir, puede volver a ser leído por otra persona y dejar de ser una pila de papel para volver a ser un libro.
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El Diario a diario
Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo, media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el brazo.Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de plaza.Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario; basta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo deja para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de esas excitantes metamorfosis.
Julio Cortazar – Historias de Cronopios y Famas.
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